Ayer, 19 de junio de 2009 fue un día cargado de malas noticias.
Después de saber del la muerte de Vicente Ferrer, un ejemplo a seguir por toda la humanidad, saltó la noticia de la muerte de Eduardo Puelles, un vasco defensor de los derechos de sus convecinos.
Su delito, hacer su trabajo con diligencia, apartar de las calles a 70 terroristas de ETA, estos como ya sabemos todos, absolutamente faltos de humanidad.
Tras el atentado, la diferencia más importante que he notado respecto a estos años de atrás es la respuesta de las instituciones vascas. Palabras, hechos y gestos que inequivocamente le dice a los terroristas que están en el punto de mira de todos, de la sociedad, de la policía y de la justicia.
Solo espero que en un futuro no muy lejano, cuando haya noticias de desapariciones tristes como la de Vicente Ferrer sean por causas naturales y rodeados de los suyos y no de manera vil y cobarde, como han hecho con Eduardo Puelles.
Desde aquí, mis más sentidas condolencias a la familia y amigos de Eduardo, gracias por luchar por la libertad y la justicia.
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